Agosto es un mes especial para la solidaridad. Es el tiempo que nos damos para detenernos y mirar a quienes están al lado nuestro, observar a aquellos que ya han pasado su etapa activa de la vida y que las condiciones de ellas no les fueron favorables para su futuro. Mirar a aquellos niños, adolescentes que sin pedirlo necesitan apoyo, debido a una vida que nos les fue tan congraciado como a nuestros hijos…
Es un mes especial, el mes en que nos detenemos a pensar en lo que le falta a mi hermano y que a pesar que a mí no me sobra si puedo compartirlo…pero lamentablemente es un solo mes.
Sin embargo el no dejarlo pasar, es un oasis dentro del océano de la vida para algunos. Como dijo Monseñor Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia “Hoy hay nuevos rostros de desamparo que tenemos que saber cómo distinguir y acompañarlos desde nuestra identidad de seguidores de Cristo Jesús”.
Es por ello que una de las actividades que organizamos es la recolección de alimentos, para distribuirlos en algunos hogares, parroquias y familias de nuestros muros, que pasan por dificultades, como una de las tantas maneras que tenemos para imitar a Jesús, como fue nuestro ejemplo San Alberto Hurtado, quien con Su fortaleza, tesón y las ganas de servir a Dios marcó nuestras vidas. El Padre Hurtado en su vida demostró una fe viva, que se hacía invaluable, precisamente, en el ejercicio auténtico de la caridad.
Este año se entregaron alimentos recolectados a: Parroquia asunción, Iglesia Los Pasionistas, Hogar de Cristo, Hogar María Dignifica de San Esteban, Hogar de ancianos Inmaculada Concepción de Putaendo y cinco familias nuestras.
Agradecemos a nuestra familia marista, quienes siempre cuando hemos sido llamados a entregar, respondemos con cariño.