Lolo estuvo ligado al Instituto Chacabuco desde muy joven, desde sus tiempos de estudiante. Aún en una de las salas del tercer piso de E. Media Inicial se puede ver un mural pintado por él con motivaciones maristas. Sin embargo, oficialmente se incorporó al colegio en el año 2006 para hacerse cargo del Coro Polifónico de E. Media, más tarde también se incorporaría a las clases de Educación Musical de Enseñanza Básica. Además, también desde su ingreso al Instituto dirigió el Coro de Apoderados.

Gracias a su espíritu alegre y dinámico, rápidamente se convirtió en un animador permanente de los encuentros musicales del colegio, y se fue ganando un lugar privilegiado en el corazón de sus colegas, amigos y alumnos. Fue pilar fundamental en la fundación del Conjunto Folclórico “Santa María de Los Andes”, formado por funcionarios del establecimiento. A partir de la Semana Champagnat 2011, la Sala de Música del colegio lleva su nombre.

Su participación incansable en diferentes actividades y eventos del área artístico- cultural, así como en encuentros de camaradería, lo convirtieron en un referente musical inestimable para una institución que lo acogió como a un integrante dilecto de la familia marista. Cada vez que la ocasión se daba, él compartía el profundo orgullo que sentía al formar parte del primer colegio marista de Chile. Su permanente espíritu de colaboración, lo llevo a dirigir inicialmente el Coro Centenario, agrupación coral que se formó con el fin de animar las eucaristías del año 2011. Cuando sobrevino su crisis final, participaba en el taller que preparaba la creación del Himno del Instituto Chacabuco.

Sus familiares, amigos y cercanos lo despidieron en una emotiva e inolvidable Eucaristía, la familia marista de Los Andes le tributó el último adiós. En romería lo acompañamos hasta el Cementerio de la ciudad donde la poesía, la música, el canto y los aplausos formaron el marco adecuado para decirle hasta siempre, en la confianza que nos brinda la fe de saber que algún día volveremos a cantar con él.

“Duende de las cuerdas,
Sangre de arpegio, espíritu de los ritmos,
Juglar fecundo,
Viajero sencillo en los caminos del arte…”