Con la presencia de nuestro pastor Monseñor
Cristian Contreras M. y del capellán del colegio
Humberto Henríquez; la familia marista vivió junto a los
alumnos de 4º Medios y sus padres, un momento muy
significativo: "Dar gracias a Dios" por haber concluido
sus estudios de enseñanza media bajo el alero marista y
en especial por recibir una formación cristiana y
mariana en el querido Instituto Chacabuco.
Cabe destacar que el coro fue animado por ellos mismos,
es decir por alumnos que desde años pertenecen a grupos
juveniles de música y que se destacaron en esta área
durante su enseñanza media. Les agradecemos su
cooperación y entusiasmo.
En la presentación de las ofrendas,
ofrecieron al Señor sus vidas, dones, sueños y
esperanzas como también sus profesores tutores llevaron
al altar el libro de clases, por el esfuerzo y el éxito
alcanzado. Alumnos ofrecieron La Biblia, libro que los
fortaleció en su fe con la Palabra de Dios, una
guitarra, que les animó su vida colegial, un balón de
deportes, que les recordó los acontecimientos
deportivos, el juego y la alegría vivida en el colegio;
su uniforme, como símbolo del paso por el colegio,
institución que los acogió y les dio la formación para
enfrentar los nuevos desafíos que les esperan.
Un momento muy importante fue la bienvenida
del Presidente de los ex alumnos, el Sr. Blas Mardones a
los alumnos de 4º Medios a ser miembros del Centro de Ex
Alumnos, con unas palabras acogedoras y cariñosas se
dirigió a los presentes para luego imponer junto a otros
ex alumnos las piochas que los identificarán como
alumnos maristas.
Antes de terminar la Eucaristía, el alumno Francisco
Chinchilla agradeció en nombre de sus compañeros tal
distinción y luego nuestro Rector Pedro Díaz expresó sus
agradecimientos por el paso de estos jóvenes por el
colegio, promoción que será recordada por ser la última
compuesta exclusivamente por varones.
Queremos agradecer y poner en las manos del
Señor a todos estos jóvenes que egresaron y pedirles que
siempre recuerden que JESÚS y MARÍA los aman mucho, como
lo decía nuestro fundador San Marcelino Champagnat.