En una emotiva ceremonia, que contó con una
cantidad innumerable de recuerdos, el Instituto
Chacabuco distinguió a su actual administradora, María
Reinoso, quien cumplió 25 años en nuestro
establecimiento. En la oportunidad, se recordaron
pasajes históricos de su permanencia en nuestro colegio
y recibió el afectuoso saludo de todos sus compañeros de
trabajo.
Estuvieron todos quienes comparten día a día con ella, y
llegaron con la sola intención de darle un abrazo
sincero y brindarle un aplauso. El homenaje a María
Reinoso reunió a toda la comunidad del Instituto
Chacabuco en una instancia donde el agradecimiento fue
el motivo fundamental para reunirse.
Yo no he venido a ser servido, sino a
servir y a dar mi vida, con esta cita bíblica el Padre
Humberto Henríquez comenzó su oratoria para ejemplificar
el trabajo de quien hace 25 años llegará desde Curicó a
nuestro instituto. Hoy, casada con el profesor de Artes
Raúl Vásquez y madre de dos hijas, es uno de los
puntales de nuestra institución.
También hizo uso de la palabra el Rector
Pedro Díaz, que destacó no sólo las cualidades
profesionales de nuestra homenajeada, sino también las
humanas. Las mismas que cada día son puestas a prueba en
el puesto que desempeña y en el que debe trabajar codo a
codo con la máxima autoridad del colegio.
Tras la interpretación musical realizada por su esposo y
por una de sus hijas para homenajearla, vino la entrega
de presentes. Así, uno a uno los distintos estamentos
del Instituto Chacabuco se hicieron parte de esta fiesta
y entregaron un reconocimiento a la trayectoria de María
Reinoso.
Pero no sólo lo hicieron quienes estuvieron
el Auditorio Hermano Fernando de la Fuente. También se
sumaron, a la distancia, personas que compartieron parte
de su vida con ella. Así, los hermanos Teófilo Paredes,
Luís Izquierdo, José Luís Rabanal y el inconfundible
José Luís Arranz saludaron, cada uno en su estilo, a
nuestra homenajeada.
Esperamos que no sean sólo 25, sino muchos
más años los que María Reinoso esté junto a nosotros. De
momento sólo nos resta decirle, a nombre de quienes
compartimos cotidianamente con ella, muchas gracias.