Anticipadamente la planta docente del
Instituto Chacabuco celebró el Día del Profesor. El
jueves 7 de octubre por la tarde los educadores
emprendieron rumbo hasta la localidad de Pangal, al
interior de Rancagua. En medio de una exuberante
vegetación y a orillas del río que le da nombre al
lugar, se ubica este centro marista especialmente
diseñado para el solaz, el descanso y la recreación de
quienes año a año llegan hasta sus instalaciones.
Sin
duda un merecido descanso para quienes se han entregado,
durante el presente año escolar, a una febril actividad
coronada de logros institucionales en los distintos
ámbitos del quehacer educacional.
Caminatas, deportes, juegos de salón y una mesa
siempre bien dispuesta constituyeron el marco perfecto para
crecer en convivencia y en comunidad, donde no faltó la risa, el
despliegue de talentos, la música, el canto y el baile de las
veladas que tuvieron lugar al término de cada día.
El aire puro, la belleza de sus caídas de
agua y la imponente cordillera de fondo fueron también
el complemento perfecto para profundos momentos de
oración comunitaria en que se renovó el compromiso de
educar a los niños y jóvenes según los principios de la
pedagogía marista.
La actividad, que responde a una iniciativa de
nuestro Rector, Pedro Díaz Cuevas y con la colaboración del
Centro de Padres y Apoderados, cumplió con creces el principal
objetivo trazado como es crecer en un mayor conocimiento mutuo y
en estrechar lazos, condición ineludible a la hora de consolidar
una educación centrada en los valores maristas.
El paseo se extendió hasta el sábado 9.
Alrededor de cuarenta profesores emprendieron el regreso
a sus hogares, al reencuentro con sus familias con las
pilas bien cargadas, y dispuestos a terminar de muy
buena forma el presente año escolar.
Sin lugar a dudas fue una celebración especial que
quedará grabada a fuego en los corazones de la comunidad
de educadores del Instituto Chacabuco.
Finalmente, en este Día del Profesor, el Rector
de nuestro colegio, su Consejo Directivo y Profesores hacen
llegar sus más calidos saludos a los profesores y profesoras de
nuestra patria y aprovechan la ocasión para pedirle al Altísimo
bendiciones para quienes han hecho de la educación de niños y
jóvenes de este país, la respuesta afirmativa a una vocación que
no puede venir sino de Dios mismo.